La
brucelosis
canina
es una
enfermedad
infecciosa
que
provoca
en los
perros
síntomas
clínicos
asociados
con el
tracto
reproductivo.
Generalmente
irrumpe
en
criaderos
que
introducen
nuevos
animales
o los
intercambian
para el
apareo.
Transmisión:
La
transmisión
puede
ser por
contacto
con el
semen,
descargas
vaginales,
placenta
y/o
fetos
abortados
de
animales
infectados.
La
bacteriemia
persiste
en el
animal
por
largos
períodos
que
pueden
prolongarse
durante
años.
Si los
perros
afectados
por
brucelosis
no se
aíslan,
la
infección
se
disemina
rápidamente
en el
criadero.
Síntomas:
El
síntoma
principal
en las
hembras
es el
aborto,
que
ocurre
generalmente
durante
el
último
período
de la
preñez.
El
comienzo
es con
moderadas
descargas
vaginales
que
terminan
por
expulsar
al feto
y en
algunos
casos,
las
descargas
continúan
por
algunas
semanas.
Si la
preñez
llega a
término,
las
crías
suelen
nacer
muertas
o los
cachorros
son tan
débiles
que
sobreviven
poco
tiempo.
Con
frecuencia
se
produce
la
muerte
embrionaria
con
reabsorción
lo cual
hace que
la
infección
pase
desapercibida
a los
criadores
que
llegan a
la
consulta
al
advertir
una
falla en
la
concepción.
En los
machos
la
infección
causa
epididimitis
unilateral
o
bilateral,
aumento
o
atrofia
testicular,
inflamación
de
próstata
y/o de
ganglios
periféricos
y pueden
terminar
estériles.
En ambos
sexos la
enfermedad
cursa
sin
desarrollo
de
fiebre,
a veces
se
produce
la
recuperación
espontánea
al cabo
de 2 o 3
años,
aunque
también
son
frecuentes
los
casos
crónicos
con
espondilitis
e
intenso
dolor.
Diagnóstico:
Se
sospecha
la
presencia
de la
enfermedad
cuando:
- las
hembras
presentan
una
cierta
dificultad
para
concebir
-
ocurren
abortos
espontáneos
en el
último
período
de la
preñez.
- en
machos
aparentemente
saludables
se notan
cambios
en el
escroto,
que se
manifiesta
con una
dermatitis
húmeda
- en
ambos
sexos se
observan
signos
ósteo-articulares
como
debilidad
posterior,
ataxia,
etc.
Los
valores
hematológicos
suelen
ser
normales
pero un
bajo
porcentaje
del
semen
presenta
anomalías
1 o 2
meses
después
de la
infección
y hacia
el
quinto
mes el
90% del
semen es
anormal.
El
diagnóstico
de
laboratorio
se basa
en la
detección
de
anticuerpos
anti
Brucella
canis,
en
sangre,
utilizando
la
técnica
“rapid
screening
agglutination
test” (RSAT)
que es
rápida y
sencilla.
Cuando
RSAT
resulta
positiva,
se
realiza
una
prueba
de
IELISA
confirmatoria
y para
saber si
se esta
en
presencia
de una
infección
activa
se
intenta
el
aislamiento
del
agente
causal a
partir
de
hemocultivos,
exudado
vaginal,
semen,
feto o
placenta.
El
diagnóstico
serológico
así como
la
identificación
y
caracterización
del
germen
aislado
debe
hacerse
en un
laboratorio
especializado.
Tratamiento:
El
tratamiento
convencional
utiliza
la
combinación
de dos
antibióticos:
estreptomicina
10 mg/k
de peso
IM dos
veces
por día
durante
7 días y
tetraciclina,
25mg/k
de peso
tres
veces
por día,
por vía
oral
durante
4
semanas.
En
perros
de
compañía
el
tratamiento
se
complementa
con la
castración
pero hay
que
tener en
cuenta
que los
antibióticos
suelen
resultar
poco
exitosos
en casos
crónicos.
Es
recomendable
realizar
un
control
serológico
y
bacteriológico
de los
animales
al
finalizar
el
tratamiento
y luego
continuar
el
seguimiento
bimestral
o
trimestralmente
incluyendo
el
examen
clínico,
además
de las
pruebas
de
laboratorio.
Profilaxis:
Hasta la
fecha no
se
dispone
de
vacunas
que
confieran
inmunidad
pero sí
de
medidas
de
prevención
que
pueden
controlar
el
ingreso
o la
difusión
de la
infección
en el
criadero.
Consisten
en
permitir
solo la
entrada
de semen
o de
perros
que han
resultado
negativos
a dos
pruebas
diagnósticas
consecutivas,
efectuadas
para
brucelosis,
en un
intervalo
de 6
semanas.
Pero
cuando
la
infección
ha sido
detectada
es
necesario
eliminar
a los
animales
infectados
e
investigar
clínica
y
serológicamente
a todo
el
resto,
repitiendo
los
exámenes
cada mes
o mes y
medio
hasta
que dos
pruebas
consecutivas
resulten
negativas.
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